La perplejidad del director de la corporación internacional de infraestructura y desarrollo urbano de Corea del Sur (KIND) es comprensible. Diez años desarrollando un proyecto de integración de transporte, más uno de presentación en sociedad, es tiempo suficiente para que un emprendimiento de esa naturaleza camine en cualquier parte… menos en Paraguay. Aquí el tema está empantanado y a los coreanos se les está agotando el tiempo y la paciencia, algo alarmante tratándose de orientales que hacen de la paciencia una virtud nacional.
Editorial
Los coreanos se están poniendo nerviosos
Diez años desarrollando un proyecto de integración de transporte, más uno de presentación en sociedad, es tiempo suficiente para que un emprendimiento de esa naturaleza camine en cualquier parte… menos en Paraguay.