El pensar en la palabra “deuda” genera varios pensamientos y luego sentimientos que dependiendo de la formación hacen que se analice si al tomarla puede ser buena o mala. Cuando se hace a escala país y sin una planificación que al “tomarla” no sea en proyectos que generen un flujo de recursos que ayuden a saldar el compromiso, sino solo para pagar pendientes de nominas o gastos sin propósitos claros, hace que entremos en una trampa que nos lleva al retroceso.
El pensar en la palabra "deuda" genera varios pensamientos y luego sentimientos que dependiendo de la formación hacen que se analice si al tomarla puede ser buena o mala. Cuando se hace a escala país y sin una planificación que al "tomarla" no sea en proyectos que generen un flujo de recursos que ayuden a saldar el compromiso, sino solo para pagar pendientes de nominas o gastos sin propósitos claros, hace que entremos en una trampa que nos lleva al retroceso.