El último trimestre del año es un momento clave para los líderes empresariales: el calendario apremia y las metas trazadas al inicio parecen más desafiantes que cuando las pensamos. Para muchos empieza el momento de reflexión y hacer balance de lo alcanzado e identificar lo que no se logró. Lo que pasa con algunos de nosotros es que, la autoexigencia de logro nos lleva a dar relevancia a lo no alcanzado y tratarlo con rigidez, buscando culpas y olvidando los logros. La clave aquí no es caer en la frustración, debemos aceptar que tan común como establecer metas es tener metas no cumplidas, lo práctico es transformar la reflexión en una herramienta estratégica.
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Último trimestre del año: Cuando lo que desvela son los propósitos no cumplidos y las metas no alcanzadas
Muchas veces, los objetivos no alcanzados no son producto de una mala ejecución, sino de cambios en el entorno, prioridades emergentes o incluso falta de alineación interna. Revisar estos aspectos permite identificar áreas de mejora y ajustar expectativas sin perder de vista la visión de largo plazo.