De entrada, una ruptura de los esquemas mundanos nos vendrá bien para ganar salud y atesorar concordia. Ya está bien de prometer todo y luego no dar nada. La apuesta, por consiguiente, es la de un espíritu contemplativo, que debe compartirse y ejercitarse, mediante la libre circulación de ideas, por medio de la auténtica palabra y de la verdadera imagen. Por otra parte, nunca es tarde para sentirse neutral, a través de una consciente obra de justicia distributiva, que nos hará mejores personas, más transparentes y acogedoras. De ahí, lo esencial de abrirse a los demás y no replegarse sobre uno mismo, de cultivar los vínculos como familia humana. Sin duda, este es el camino que se ha de recorrer con talento y mejor talante, para construir un tejido social sólido y solidario, responsable y comprensivo, en una sociedad tan franca como responsable. Evidentemente, uno jamás debe consentir arrastrase cuando siente el impulso de levantar vuelo.
Columnas
Recogerse y acogerse libres
Considero fundamental en esta época de abundantes falsedades, pararse a discernir para poder caminar hacia adelante.