La bibliotecaria levantó la vista con expresión severa. Algunos lectores chasquearon la lengua, otros sacudieron la cabeza. Se sintió incómodo y avergonzado. Cuando finalmente recogió su teléfono y lo apagó, esperaba encontrar comprensión, pero solo recibió miradas de juicio. Aun así, intentó preguntar por un libro, pero la bibliotecaria, con voz fría, apenas respondió sin mirarlo. Salió de la biblioteca sintiéndose humillado y sin ganas de volver.
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Las experiencias de Ireneo
Ireneo vivió dos experiencias opuestas en un solo día. En la mañana, visitó una biblioteca pública para investigar un tema. Caminó entre los estantes, disfrutando del ambiente tranquilo, hasta que su celular sonó a todo volumen. Sobresaltado, intentó apagarlo rápidamente, pero se le resbaló y cayó al suelo con un fuerte ruido. De inmediato, las miradas de desaprobación se clavaron en él.