Una de las vedettes publicitarias de los medios es el contenido brandeado. Aquel por el que uno paga para decir que es lindo, alto, rubio, de ojos celestes, líder en su sector e innovador, aunque sea poco agraciado, bajo, morocho, de ojos marrones, uno más del montón y un repetidor serial de errores clásicos. Simple: se paga, se dice lo que conviene y el que quiera creer, que crea.
Columnas
El presidente de un país “Branded Content”
Ser primeros en clima de negocios, haber llegado al grado de inversión y ser elogiados por los organismos multilaterales, no es suficiente. El triple 10 tributario, la ley de maquila, la ley 60/90, la inflación controlada y la macroeconomía ordenada, ayudan, pero tampoco son suficientes.