En una calle concurrida de Asunción, “El Pollito Feliz” era la rotisería más famosa. Los clientes hacían fila para llevarse un pollo al spiedo bien dorado. Don Ruperto, un hombre emprendedor y amante de la cocina, veía este éxito desde su ventana. “Si ellos pueden, yo también”, pensó.
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El ahorro del perejil
Innovar y cuidar a los clientes debe ser prioridad. No basta con mantenerse en la zona de confort; hay que estar atentos a lo que el mercado pide.