El Índice de Basilea no mide la cantidad de actividades ilícitas de manera directa, sino que analiza el riesgo que enfrentan los países en función de 17 indicadores clave. Estos indicadores consideran aspectos como la corrupción, la transparencia financiera, la fortaleza del marco normativo y el respeto al Estado de derecho. Son seleccionados con base en criterios como relevancia, calidad metodológica, cobertura de países y disponibilidad de datos recientes. Además, un grupo de expertos independientes revisa anualmente los indicadores y su ponderación para garantizar la precisión y actualidad del índice.