Liderando personas, una de las lecciones más difíciles que he aprendido es que, inevitablemente, decepcionaría a mi equipo en algún momento. Aunque suene contradictorio, aceptar esta realidad me convirtió en una mejor líder. No se trata de fallar deliberadamente, sino de entender que no siempre se puede cumplir con las expectativas de todos, y eso está bien.
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Aprender a Decepcionar
Liderar no es garantizar que todos estén contentos en todo momento, sino tomar decisiones en función del bienestar colectivo y el propósito a largo plazo del equipo. Esto a veces significa establecer límites, decir "no" o priorizar unas necesidades sobre otras.