En su país natal inició su camino en el mundo de los negocios, pero en Paraguay descubrió “su tierra prometida”, debido al gran potencial que apreció en el rubro y la hospitalidad de los paraguayos.
Fue así que optó por incursionar en la gastronomía. La rentabilidad que notó fue clave para que decidiera jugarse al todo o no. Arrancó invirtiendo la suma de G. 130 millones para equipar el local, adquirir los insumos necesarios y pagar el primer mes de alquiler.
“La comida es mi fuerte, me apasiona la gastronomía, es una necesidad vital humana, tiene un público casi asegurado, diferente de otros rubros y siempre tendrá demanda”, argumenta la emprendedora.