Ella recién graduada de la universidad en plena pandemia necesitaba encontrar un trabajo. Ante esta necesidad, y como le gustó el resultado de su creación, decidió junto a su familia a probar suerte en el mercado petfriendly. “Una amiga me aconseja vender mi creación, sin dar vueltas nos pusimos a compartir la imagen de la camita en nuestras redes sociales y comenzaron a llegar pedidos”, expresa la emprendedora.
Ya con una lista de pedidos hecha, la inversión fue de G. 2 millones la cual fue dividida en la compra de la materia prima para la producción de la cama, el pago de mano de obra y la compra de maquinarias y herramientas necesarias.
TODO PARA ESE INTEGRANTE DE LA FAMILIA