La idea nació de su madre, quien es amante de las plantas, le pedía a ella que le pintará sus macetas debido a que a ella le encantó siempre pintar. Con el tiempo sus amigas vieron su arte y le sugirieron que las pusiera en venta.
Fue así que con colores, diseños e imaginación empezó con este camino. Al principio viajó a la mítica ciudad de Areguá para conseguir un alfarero, este le proveería macetas artesanales de buena calidad. Para ello realizó una inversión de G 1 millón, además consiguió más pinturas.
