“Allí comenzó mi amor por crear las invitaciones para los eventos sociales, donde trato de empatizar mucho con mis clientes, adaptarme a su presupuesto, gustos, y que la primera impresión para sus invitados”, explica.
A partir de allí se animó a emprender con su negocio “Tarjetas y Compañía”. Viajó a los Estados Unidos para adquirir algunas herramientas de relieve y troquelado con los cuales realizaría las tarjetas. Luego compró su primera máquina, así como también invirtió en habilitar su propia sucursal. En total tuvo que invertir un capital de US$ 30 mil.
UNA TRADICIÓN