Así como suena: quién paga la cuenta. Pocas veces hemos escuchado a un hombre del Gobierno hacer una reflexión como la del ministro de Industria y Comercio. Jiménez afirmó en tono interrogativo que, como un bus eléctrico es cuatro veces más caro que uno de combustión interna, alguien tendrá que pagar la diferencia y al parecer no serán los transportistas sino el Estado. Si el precio de adquisición cuadruplica cualquier cálculo anterior, no querríamos ni imaginar lo que pasará con esa flota de 200 o 300 ómnibus eléctricos llegando a su límite de uso antes del mantenimiento general, y todo por cuenta del Estado.
Editorial
¿Who pays the bill?
Este planteo es inédito. Como es sabido, el Gobierno de Santiago Peña ha alentado a fabricantes de Taiwán a instalar en Paraguay una planta de ensamblado de ómnibus eléctricos. No queremos introducir elementos de discordia dentro del Gobierno pero la pregunta que queda flotando del ministro de Industria y Comercio no es menor.