Tampoco parece haber hecho mella el devastador informe de la Contraloría General que comprende 10 años de ejecución del programa de alimentación escolar (PAE). Algunas observaciones son verdaderamente ofensivas. Mientras un puñado de municipalidades y gobernaciones hacía más con menos, es decir, llevaba la comida escolar a mayor cantidad de estudiantes con menor presupuesto, la mayor parte revertía esa ecuación gastando mucho y llegando a pocos destinatarios.
Editorial
Hambre infantil, algo más que marketing
La movilización estudiantil logró, por economía de lenguaje, pasar a segundo plano un asunto no menos importante que asegurar el arancel cero para el nivel terciario. Parece no importar el encabezado mismo de la ley “que crea el fondo nacional de alimentación escolar para la universalización equitativa de la alimentación escolar, etc.”.