Si algo está dejando como efecto colateral la invasión de Ucrania es que la ortodoxia ambientalista está crujiendo por los cuatro costados a golpes de urgencias. Europa empezó a frenar en seco su programa de abandono de centrales térmicas movidas a carbón ante el corte de suministro de gas natural ruso que ya venía aumentando de precio. Un par de meses atrás, la Comisión Europea lanzó el programa RePowerEU que, en esencia, busca independizar a la unión del gas y del petróleo rusos. Alemania se propone abandonar el carbón como combustible para 2038, pero las derivaciones del conflicto bélico podrían ralentizar el programa. España e Italia están congelando su programa de cierres de centrales térmicas que queman fósiles mientras aceleran la instalación de campos de energía solar y eólica. China marcha a la cabeza del proceso ya que en 2021, el 56% de la energía eléctrica fue generada con centrales a carbón, proporción que no ha disminuido en lo que va de este año.