Las calles de Asunción volvieron a ser testigo de la marcha anual de la Federación Nacional Campesina (FNC), una tradición que cumple 31 años y pone de manifiesto la deuda histórica que Paraguay mantiene con su sector rural. Esta movilización no es solo un recordatorio de las luchas pasadas, sino un llamado urgente a la acción para abordar los desafíos estructurales que enfrenta el campo paraguayo.
Editorial
El desafío pendiente de la reforma agraria y el desarrollo del campo
La historia nos muestra que las marchas campesinas han sido un catalizador de cambios importantes. Desde la primera marcha en 1994, que reunió a 15,000 manifestantes, estos movimientos han logrado visibilizar las demandas del sector rural y, en ocasiones, han conseguido concesiones significativas, como la condonación de deudas de pequeños productores en 1999.