Acción bilateral que llama mucho la atención y que despierta la desconfianza de una agenda oculta y poco transparente con miembros igualmente importantes en esta comunidad.
Según fuentes oficiales el guaraní es una de las pocas monedas del mundo al que no se le ha quitado ningún cero. La finalidad de su creación era la de instituir la nueva unidad para asegurar la estabilidad y fortalecerla, así como reafirmar la independencia y la soberanía monetaria. El año próximo el guaraní cumplirá 80 años y según informes de distintas agencias financieras, la misma se mantiene como una de las monedas más estables de la región. Si esta es la realidad, los referentes económicos deberían de iniciar un proceso de explicarnos si nos conviene o no el sumarnos a un proyecto, que hasta el momento no hemos sido convocados.
En una nota firmada por ambos mandatarios expresaron lo siguiente: “Tenemos la intención de superar las barreras a nuestros intercambios, simplificar y modernizar las reglas y fomentar el uso de las monedas locales. También decidimos avanzar en las discusiones sobre una moneda sudamericana común que pueda usarse tanto para los flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y nuestra vulnerabilidad externa”. Al parecer está todo decidido y los demás solo deben mirar y esperar los resultados.