“No son fracasos, he conseguido saber 1.000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”. La tenacidad de Thomas Edison le permitió que en el intento 1.001, La lámpara eléctrica con filamento de tungsteno se convirtiera en realidad y cambiara el mundo. Con la inteligencia artificial (IA), esas mil formas de las que habla Edison se comprimen en una fracción de segundo en lugar de las mil noches de frustraciones del inventor.
Editorial
Cosas por ahora vedadas a la IA
Hay algo en el ser humano que es irrepetible mediante medios informáticos. Un sensor de IA podría “ver” caer un millón de manzanas sin imaginar la ley de gravedad. Todos los indicios le decían a Colón que era inútil seguir navegando “siempre hacia el oeste”.