“...se espera que los costos de la carne cultivada sean competitivos con los de la carne tradicional para el año 2025. Con avances tecnológicos constantes, se estima que en 2040, sólo el 40% de la industria cárnica provendrá de animales mientras que el otro 60% será carne cultivada” (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE)
Atención a estos datos. En todos los foros mundiales del clima corre la idea, cada vez más reiterada, de que la producción agropecuaria es una de las que más gases de efecto invernadero (GEI) inyectan en la atmósfera. Europa marcha a la cabeza en normas sobre reducción de CO2 y gas metano, con países como Noruega y Dinamarca que fundan la reducción de los GEI en la conversión de sus parques automotores. En Holanda, en cambio, el Gobierno “verde” optó por una política de eliminación de las granjas de cría. Coincidentemente, la empresa holandesa Just Eat es la única del mundo que hasta ahora produce carne de res cultivada. Su producto sólo es de consumo oficial en Singapur, pero la tendencia apunta al mercado global del cual nos habla la OCDE para 2040. No muy lejos, el gigante suizo de alimentos Nestlé -con un valor de mercado de más de US$ 230.000 millones- ha abierto un departamento para producir carne de laboratorio. Por otra parte, EE.UU. autorizó el consumo de carne de pollo cultivada. Upside Foods y Good Meat son las empresas que lideran el nobilísimo segmento de meat whitout slaughter (carne sin matanza).