La perfección es, a menudo, un estándar inalcanzable en el mundo laboral. Nos presionamos, tememos cometer errores y, cuando caemos, intentamos ocultar nuestras fallas. Pero, ¿y si en lugar de disimularlas, las embellecemos? El otro día viendo una serie, que nada tiene que ver con el ámbito organizacional, hablaron del Kintsugi, una antigua técnica japonesa de reparación con oro que nos ofrece una lección poderosa: nuestras cicatrices cuentan nuestra historia y nos hacen más valiosos.
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Ver la belleza de nuestras Cicatrices Profesionales
En lugar de disimular las grietas, esta técnica las resalta rellenándolas con oro, convirtiéndolas en parte fundamental de la historia de la pieza. Así, lo que antes se consideraba una imperfección se transforma en una característica única y valiosa.