Karla no estaba dispuesta a dejar que las opiniones ajenas definieran su camino. Durante diez años se preparó, soportando el rechazo y los prejuicios de una sociedad que todavía no veía el valor en las mujeres que buscaban la cumbre, tanto en el sentido literal como figurado.
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La cima no se consquista sola
En los años 90, pocos se atrevían a pensar que una mujer pudiera escalar el Everest. Karla Wheelock, una mexicana decidida, supo desde el principio que rompería esa barrera.