En nuestro rol de líderes hay veces que llevamos a la vida el meme del cansancio de ser el “mejor guerrero de Dios”, salvando las distancias de compararnos con Dios, sobrecargando a aquellos colaboradores que no solo hacen un buen trabajo, sino que no nos dicen “no”. Cuando estas personas son constantemente las más solicitadas para resolver problemas, liderar proyectos o cubrir las fallas de otros, corremos el riesgo de agotarlas, tanto física como emocionalmente.
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Cuando cansamos a nuestro “mejor guerrero”
Caer en esta dinámica por el estrés, el apremio del tiempo, la necesidad de precisión es comprensible desde el punto de vista del líder, pero no deseable. Desde la perspectiva de la gestión de personas, uno de los mayores retos es identificar y gestionar adecuadamente el talento; es vital implementar estrategias que distribuyan de manera equitativa las cargas de trabajo.