Tenemos que bajarnos de la nube del egoísmo para ver con nuestros propios ojos la esclavitud que nos hemos forjado de nuestro propio itinerario viviente, por el que transitamos faltos de libertad y con las mayores injusticias sembradas. Ojalá aprendiéramos a mirarnos con los ojos claros de ese amor universal, vinculo primordial para fraternizarnos, descubriríamos que una conciencia rectamente formada no puede dejar de realizar un juicio critico y expresar su desacuerdo con cualquier medida que levante muros excluyentes, de manera tácita o explicita. Desde luego, precisamos evitar cualquier tipo de hostilidades. No olvidemos que el verdadero bien colectivo se promueve cuando la sociedad y los gobiernos, con creatividad y respeto, acogen a todos sin excepción alguna.
Columnas
Ante la realidad alarmante de nuestro tiempo
Quizás tengamos que profundizar más en nuestra propia dimensión contemplativa, al menos para dar aliento a nuestro diario de vida. Ser observadores no depende de la visión, sino del corazón; que, con sus nítidas pulsaciones, nos aclara la mirada, permitiendo guarecer la situación desde otro punto de vista.