Es archisabido que este va a ser un año difícil para las cuentas públicas y que el 2020 no se presenta con perspectivas mucho mejores. Vamos de cabeza a aumentar el déficit fiscal y, como si fuera poco, también al déficit en comercio exterior. Esto, dicho en buen romance, significa que el Estado va a gastar más de lo que recauda y también a registrar más importaciones que exportaciones. En este clima, con variables que se cruzan furiosamente, los funcionarios públicos insisten con sus pedidos de aumento ignorando todas las luces de alarma que han empezado a encenderse desde el inicio de 2019.