Byung Chul Han dice que, por principio, el poder del YO restringe la libertad del otro. Además, que cuánto más poderoso es el poder más silenciosamente actúa. En realidad, el poder real está lejos del Estado. El poder no tiene por qué asumir la forma de coerción. El modelo de coerción no hace justicia al poder. El poder como coerción consiste en imponer decisiones contra la voluntad del otro, lo que demuestra un grado muy reducido de intermediación. Hoy mucha gente está queriendo que el poder por su propia coercion y por arte de magia corrija de golpe, tanto el tema de los delincuentes del norte que secuestran a la gente, como las quemazones que no paran, tanto porque existan delincuentes que las inician intencionalmente como también porque existe corrupción que no permitió que haya infraestructura de agua y energia suficiente para combatir los vaivenes del clima.