A la vista de las anoréxicas cifras sobre el movimiento de cargas del “Silvio Pettirossi”, debemos repasar una vez más la cuestión de esa antigualla llamada terminal aérea. Quince mil toneladas anuales puede registrar un aeropuertito de provincia o de algún estado minúsculo en Argentina o Brasil, no el de una ciudad capital. Para hablar de cifras que muevan el amperímetro hay que remontarse a Ezeiza (230.000), Jorge Chávez (330.000) o El Dorado (700.000). Esta pobre realidad no hace sino desnudar la virtual inexistencia de un verdadero centro aeroportuario.