Por: Samuel Acosta, periodista

En menos de diez días tras el conflicto en Medio Oriente, los precios de los combustibles subieron hasta 12% en Paraguay. Esto, a pesar de que las importaciones de mayo fueron significativamente más baratas que un año atrás. ¿Por qué? Porque las distribuidoras anticipan futuros aumentos y trasladan desde ya ese costo al consumidor.

Este “costo de reposición proyectado” convierte al cliente en el financista de las próximas compras, elevando artificialmente los márgenes empresariales. Y para que funcione, todos deben subir a la vez: un acuerdo tácito pero funcional. Hasta el propio ministro de Industria lo admitió.

La estatal Petropar dice poder resistir esta dinámica por más tiempo, aunque luego su presidente relativiza esa afirmación. Cuando conviene políticamente, se bajan precios. Cuando no, se alinean con el resto. La coherencia brilla por su ausencia.

Mientras tanto, el petróleo bajó de precio tras un pico inicial. Irán no cerró el Estrecho de Ormuz y prioriza su alianza con China, su principal comprador. El mercado internacional se estabilizó, pero en Paraguay, la especulación ya había hecho su trabajo.

Paraguay necesita un mecanismo de transparencia real. Como en Chile o Uruguay, urge publicar semanal o mensualmente los costos reales de importación y márgenes razonables. Solo así se puede combatir la especulación en un mercado donde la regulación hoy es apenas decorativa.

¿Quién paga el precio?

Mantenete Informado

Suscribite a nuestro Newsletter.

Unite a nuestro canal de difusión en Whatsapp.

Más Leidas