En el actual entorno de fusiones y adquisiciones, se están concretando acuerdos, pero la dinámica cambiante del sector plantea a los negociadores grandes riesgos y decisiones difíciles. Ante estas tendencias de mercado complejas y, a veces, contradictorias, ¿cuál es la mejor estrategia a seguir? Comenzamos 2025 con un optimismo cauteloso sobre un repunte en las fusiones y adquisiciones (M&A) a lo largo del año, pero también advertimos sobre algunos imprevistos que podrían arruinar la fiesta.

Estos imprevistos resultaron ser mucho más impredecibles de lo que habíamos imaginado: los mercados financieros han estado fluctuando como un yoyó con las noticias diarias provenientes de Washington D. C., donde el debate sobre aranceles ha sido más intenso de lo esperado y la acción sobre desregulación ha sido más lenta. Mientras tanto, los conflictos regionales se están intensificando y el impacto de la incertidumbre económica, los tipos de interés a largo plazo en EE. UU. y Europa han superado las expectativas.

A pesar de todas las sorpresas, se están concretando acuerdos y los negociadores están encontrando maneras de sortear las incertidumbres que prevalecen en el mercado actual de fusiones y adquisiciones (M&A). El volumen de M&A a nivel mundial continúa disminuyendo: cayó un 9% en el primer semestre de 2025 en comparación con el primer semestre de 2024, mientras que el valor de las operaciones ha aumentado un 15%.

Seguimos viendo transacciones en empresas con un enfoque local dentro de las fronteras nacionales, así como en empresas de servicios u otras menos susceptibles a los aranceles. Grandes empresas con un sólido flujo de caja y buenas perspectivas en cualquier territorio o sector siguen compitiendo. Sin embargo, el mercado no ha sido benévolo con las numerosas empresas que se encuentran fuera de estos parámetros. En EE. UU., por ejemplo, una encuesta PwC Pulse de mayo de la inteligencia artificial como motor de transformación 2025 mostró que, en respuesta a la incertidumbre arancelaria, el 30% de las empresas habían pausado o revisado acuerdos. Prevemos que los negociadores seguirán sintiendo las consecuencias en los próximos meses.

Sin embargo, las fusiones y adquisiciones (M&A) no van a desaparecer. Son una parte fundamental de la cultura corporativa y el motor del mundo del capital privado (PE). De hecho, esa misma encuesta PwC Pulse muestra que el 51% de las empresas estadounidenses siguen buscando acuerdos, una clara señal de que la transformación y la reinvención del modelo de negocio siguen siendo una prioridad absoluta.

Es un reflejo de la nueva era en la que hemos entrado, una en la que la inteligencia artificial (IA) y las nuevas dinámicas competitivas están transformando el panorama corporativo, siendo la IA un catalizador de la disrupción y el cambio en la industria. A medida que esta nueva generación de tecnologías se consolida, es probable que genere una mayor actividad de Decisiones estratégicas en la asignación de capital. En este contexto, es comprensible que los negociadores de todo el mundo se pregunten: "¿Cuál es la mejor manera de proceder?".

En el mercado actual de fusiones y adquisiciones, con tendencias tan complejas y, a veces, contradictorias, los negociadores deben determinar su próximo paso. Las nuevas realidades a las que se enfrentan incluyen lo siguiente: La incertidumbre puede ser la nueva constante.

Durante los últimos cinco años, el mercado de fusiones y adquisiciones se ha caracterizado por un cambio casi constante. El impacto inicial de la pandemia de COVID-19 paralizó la negociación de acuerdos, seguido de un fuerte repunte y niveles récord de actividad. Desde entonces, sin embargo, con el aumento de los tipos de interés y los cambios en el entorno geopolítico y regulatorio, la tendencia ha vuelto a la cautela. El mercado actual, más complejo e impredecible, presenta a los negociadores un contexto mucho menos indulgente.

El resultado es un entorno de fusiones y adquisiciones (M&A) donde la incertidumbre, tanto generalizada como estructural, es elevada. Para los negociadores, el progreso comienza por aceptar que la incertidumbre probablemente se convertirá en la nueva situación permanente, lo que significa que deberán encontrar maneras de planificar y prepararse continuamente para ella, en lugar de esperar a que pase.

La asignación de capital se enfrenta a una nueva serie de disyuntivas. El capital ya no fluye libremente, y esto se hace más evidente en el creciente tira y afloja entre las fusiones y adquisiciones (M&A) y la inversión en IA. Grandes empresas tecnológicas, como Microsoft y Meta, han anunciado planes para invertir conjuntamente cientos de miles de millones de dólares solo este año en el desarrollo de infraestructura, talento y capacidades de IA.

Esto está desencadenando un superciclo de inversión de capital, que apunta a inversiones globales multimillonarias durante los próximos cinco años. El gasto en tecnología no se limita a la IA. Más bien, nos encontramos en una época de rápida efervescencia tecnológica en todos los sectores, lo que obliga a directores ejecutivos, juntas directivas y negociadores a tomar decisiones más difíciles sobre la asignación de capital.

Para algunos, esto significa menos operaciones o operaciones de menor envergadura. Para otros, significa recurrir a asociaciones, participaciones minoritarias o desinversiones para alcanzar objetivos estratégicos, preservando al mismo tiempo la solidez del balance. La disciplina de capital hoy en día consiste en tomar decisiones deliberadas y mesuradas.

¿Crecimiento orgánico o inorgánico? ¿Cuánto invertir en tecnología? ¿Y en IA? Todo esto se combina para hacer de la asignación de capital una de las decisiones más importantes y desalentadoras para los ejecutivos actuales.

El potencial de innovación de la IA traerá consigo disrupción y oportunidades de fusiones y adquisiciones. El rápido avance de las nuevas tecnologías de IA ha impulsado al mundo corporativo hacia una nueva fase de transformación de alto riesgo. Para los compradores, esto presenta tanto riesgos como oportunidades.

Perspectivas globales de fusiones y adquisiciones: Rumbo a la segunda mitad de 2025

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