El consumo interno en Paraguay sigue siendo uno de los motores clave del crecimiento económico, con una expansión cercana al 4 % anual. Sin embargo, su evolución presenta matices importantes por sectores. En alimentos y bebidas, se registra un crecimiento moderado, apalancado por el ajuste del salario mínimo y una inflación contenida. El sector retail refleja una recuperación desigual: fuerte en productos esenciales, débil en bienes durables.

En el mercado automotor, las ventas se ralentizan, mostrando la prudencia del consumidor frente a compras de alto valor. En electrodomésticos también evidencia caída en unidades vendidas. La construcción, impulsada por obras públicas y desarrollos privados, mantiene cierta estabilidad, aunque con menor dinamismo. En servicios, se destaca el repunte en gastronomía, entretenimiento y turismo interno, pero aún por debajo de niveles prepandemia.

También se observa un crecimiento en el sector farmacéutico, asociado al mayor consumo de productos vinculados al bienestar y la salud. La educación privada muestra señales de reactivación, especialmente en niveles terciarios y técnicos. En contraste, el consumo en tecnología y conectividad se mantiene estable, con foco en reposición más que en innovación.

La contracción del consumo argentino, combinada con una desaceleración en Brasil, afecta el comercio fronterizo, el turismo de compras y las exportaciones paraguayas no tradicionales. Zonas como Ciudad del Este o Encarnación acusan una merma en el ingreso de divisas extranjeras.

Frente a este escenario, Paraguay tiene la oportunidad de consolidar su demanda interna. El acceso al crédito, la formalización laboral y la innovación productiva pueden fortalecer la capacidad de consumo sin depender exclusivamente de shocks externos.

Mercado interno

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