La presentación del Proyecto de Presupuesto General de la Nación (PGN) 2026 confirma una tendencia recurrente en el manejo de las finanzas públicas del Paraguay, la inflexibilidad de los gastos y el incremento sostenido de la deuda como herramienta principal para financiar obligaciones estructurales. El Ministerio de Economía plantea para el próximo año un PGN de 18.929 millones de dólares, 12% más elevado que en 2025, con un aumento específico de 236 millones de dólares en el rubro de salarios de empleados públicos, que sigue absorbiendo la mayor parte de los recursos estatales.

El desafío de los gastos rígidos

Actualmente, el 60-62% del presupuesto nacional está conformado por gastos rígidos como salarios, pensiones y obligaciones que difícilmente pueden ser modificadas sin reformas profundas. Este patrón no es exclusivo de Paraguay. En América Latina, países como Perú, Ecuador y Colombia enfrentan niveles aún más altos, donde los compromisos inflexibles pueden llegar a representar hasta el 90% del gasto público anual. Esta estructura limita la capacidad de reacción del Estado ante cualquier ciclo adverso, ya sea por caída de ingresos, eventos económicos externos o demandas sociales urgentes.

Financiando el presente con deuda es una ¿solución o riesgo?. El PGN 2026 anticipa una nueva ronda de emisión de bonos soberanos, estimada en 640 millones de dólares para refinanciar vencimientos y cubrir parte del déficit fiscal arrastrado. La emisión de deuda se convierte en el comodín para hacer frente no solo a las inversiones, sino, cada vez más, al pago de salarios y prestaciones fijas. En términos comparativos, otros países en la región han tenido que recurrir recurrentemente a este mecanismo, enfrentando posteriormente presiones para ajustar el gasto operativo y garantizar la sostenibilidad intergeneracional de la deuda.

¿Cómo avanzar hacia la convergencia fiscal?. La experiencia internacional enseña que, aun con un elevado peso de gastos rígidos, la convergencia fiscal, equilibrio sustentable entre ingresos y egresos públicos, es posible, pero requiere de varias medidas coordinadas. Algunas ideas puede ser, incorporar reformas estructurales, como la segmentación de salarios y pensiones, eliminando incrementos automáticos y focalizando recursos; Priorizar la calidad y eficiencia del gasto público, con inversiones que generen retornos económicos y sociales tangibles; Fortalecer la transparencia y rendición de cuentas en la planificación y ejecución del presupuesto, limitando los espacios para capturas corporativas o incrementos discrecionales.

La convergencia fiscal no es solo un ejercicio técnico; requiere de una ciudadanía informada y activa, capaz de exigir a sus representantes una utilización responsable de los recursos públicos. Los futuros incrementos salariales y la emisión de deuda solo serán legítimos y sostenibles en la medida que sean parte de una estrategia de desarrollo nacional, no una respuesta inercial o electoralista.

Este país está llamado a repensar sus prioridades y modernizar su Estado. La educación fiscal, la comprensión ciudadana de las limitaciones reales y la exigencia de reformas son pasos ineludibles para que el país avance hacia una sostenibilidad de largo plazo, superando el ciclo del gasto rígido y la deuda creciente. Un presupuesto base 0 puede ser la mejor salida y "resetear" todo, podría ser la mejor jugada.

La sostenibilidad fiscal paraguaya frente a la inflexibilidad presupuestaria

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