En la última década, hemos dado pasos firmes hacia la digitalización de su sistema financiero. El avance del Sistema de Pagos del Paraguay (SIPAP) y la reciente incorporación del Sistema de Pagos Instantáneos (SPI) han transformado la manera en que los paraguayos transfieren dinero. Hoy, millones de operaciones se realizan en segundos, a cualquier hora y sin costo para el usuario, hasta el momento. Este salto tecnológico no solo facilita la vida cotidiana, sino que también sienta las bases para una economía más dinámica, transparente e inclusiva.

Sin embargo, el desafío es aún mayor. La región nos muestra el camino. Brasil, con su sistema Pix, ha logrado que casi la mitad de los pagos en línea se realicen por transferencias instantáneas. Argentina, con Transferencias 3.0, ha convertido el código QR en un puente entre bancos, fintech y comercios, permitiendo una interoperabilidad que dinamiza el consumo y reduce la informalidad. México y Costa Rica también han apostado por la innovación, integrando a millones de personas al sistema financiero digital.

El país tiene el potencial para replicar y adaptar estos modelos. La clave está en profundizar la interoperabilidad entre bancos, fintech, cooperativas y billeteras electrónicas, asegurando que cualquier usuario pueda enviar y recibir dinero sin fricciones, sin importar la plataforma. La gratuidad y disponibilidad 24/7 de las transferencias debe consolidarse como un derecho, no como un privilegio.

Pero la infraestructura tecnológica no basta. La educación financiera y digital es el gran pendiente. La juventud paraguaya, nativa digital, puede liderar esta transformación, siempre que cuente con las herramientas y la capacitación necesarias. El Estado y el sector privado deben trabajar juntos para llevar la digitalización a cada rincón del país, desde las grandes ciudades hasta las comunidades rurales.

La digitalización de procesos públicos y empresariales también es urgente. El ejemplo del pago judicial electrónico, que eliminó el uso de cheques en papel y agilizó la gestión judicial, debe replicarse en otros ámbitos. Las MIPYMES, columna vertebral de nuestra economía, necesitan acceso a plataformas de comercio electrónico, marketing digital y herramientas de gestión que les permitan competir en igualdad de condiciones.

La experiencia regional demuestra que la innovación, la regulación flexible y la colaboración público-privada son la fórmula para acelerar la transferencia digital. Paraguay está en el camino correcto, pero no puede dormirse en los laureles. La economía del futuro será digital, inclusiva y ágil. El momento de acelerar es ahora.

“Innovación y Educación". Los pilares del salto digital

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