Durante un siglo su nombre ha ocupado un lugar único en la historia de la firma británica y promete continuar.

La historia de Rolls-Roye comienza en 1904, cuando Charles Rolls y Henry Royce decidieron unir fuerzas para crear automóviles de lujo que destacaran por su ingeniería impecable y su refinamiento.

Royce, ingeniero talentoso, diseñó el primer coche que impresionó a Rolls, un empresario especializado en la venta de automóviles. Juntos fundaron Rolls-Royce Limited en 1906, con la visión de construir "el mejor coche del mundo".

A lo largo de sus ocho generaciones, el Phantom nunca se ha visto comprometido por la ortodoxia de la ingeniería, las tendencias pasajeras ni los costes de desarrollo.

Desde el Phantom original de Henry Royce hasta el Phantom VIII actual, el propósito esencial del Phantom siempre ha sido el mismo: construir el automóvil que ofrezca la experiencia más cómoda y satisfactoria disponible en ese momento en el mundo: la cumbre insuperable del lujo y la excelencia automovilística.

Cada iteración, hasta la octava generación incluida, que actualmente se fabrica artesanalmente en Goodwood (Inglaterra), la sede de Rolls-Royce ha experimentado avances en diseño, ingeniería, materiales y tecnología.

El Phantom fue el reemplazo de Rolls-Royce para el modelo Silver Ghost lanzado en 1906. Para 1921, Royce se dio cuenta de que el diseño del Silver Ghost estaba llegando al punto donde no sería posible ningún desarrollo posterior sin comprometer ni la suavidad ni la confiabilidad, ambos elementos esenciales para entonces del carácter y la leyenda de Rolls-Royce. Por lo tanto, comenzó a trabajar en su relevo.

Introducido como Nuevo Phantom en 1925, el automóvil tenía un motor más grande que el Silver Ghost, ahora con un 6 cilindro en línea y 7.668 cm3. El Phantom fue construido en Derby en Inglaterra y en Springfield, Massachusetts, en Estados Unidos.

Existían varias diferencias de especificaciones entre los Phantoms ingleses y americanos. El Phantom fue remplazado por el Phantom II en 1929 al que siguieron seis generaciones más.

Aunque no hay evidencia documental, parece seguro asumir que el nombre Phantom fue acuñado por el siempre inventivo director comercial de Rolls-Royce, Claude Johnson.

Fue él quien reconoció que nombrar los productos de la compañía podría actuar como un dispositivo de ventas, y fue su fértil imaginación la que produjo el inspirado apodo.

Johnson entendió el poder de nombres como Phantom, Wraith y Ghost para transmitir la tranquilidad sobrenatural y la gracia etérea de los productos; todos han adornado los automóviles de la firma en la era moderna precisamente por la misma razón.

En ese momento, Rolls-Royce suministraba solo chasis rodantes, con la forma, el estilo y el equipamiento del propio automóvil en manos de carroceros independientes, que creaban carrocerías a medida según las especificaciones del propietario.

Rolls-Royce ofreció el Nuevo Phantom en forma de batalla larga, adecuada para diseños formales de berlinas y limusinas, y con una batalla más corta ideal para automóviles de "propietario-conductor" con carrocería cerrada, abierta y más deportiva.

Entonces, como ahora, las generosas proporciones del Phantom (5.563 mm de longitud) permitían los clientes especificar casi cualquier detalle o capricho que desearan. Algunos pedían escritorios escamoteables o asientos giratorios ocasionales en sus limusinas de batalla larga, mientras que otros solicitaban cajas fuertes, espacios dedicados para guardar palos de golf e incluso, un compartimento secreto para llevar diamantes.

El imponente Rolls-Royce Phantom cumple 100 años desde su presentación

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