Nicolas Foissac

Consultor en Energías Miembro de la Asociación

Paraguaya de Energías Renovables

En 2024, el país generó más de 42.000 GWh de electricidad gracias a sus tres hidroeléctricas, pero solo utilizó el 66 % de ese total para consumo interno. El resto, más de 16.000 GWh, fue cedido mayoritariamente a Brasil, en el marco de acuerdos binacionales vigentes desde hace décadas, a cambio de un poco más de 300 millones de dólares.

Esa energía limpia sale del país sin transformación ni valor agregado, mientras que Paraguay gasta más de 2.000 millones de dólares al año en importar combustibles fósiles.

El contraste es aún más llamativo en el sector del transporte. El petróleo sigue reinando por inercia, mientras el kilovatio, más barato, local y renovable, permanece al margen. Este desequilibrio impacta sobre los costos logísticos, la competitividad industrial y la soberanía energética.

A nivel global, la electrificación avanza. En 2024, uno de cada cinco vehículos vendidos en el mundo fue eléctrico. En China, la proporción superó el 35 %. En su caso, es una decisión de estrategia nacional para reducir su dependencia al petróleo importado, a pesar de que su matriz eléctrica siga siendo mayoritariamente fósil.

Paraguay podría replicar ese modelo con una matriz eléctrica 100 % limpia. Sin embargo, la combinación de un transporte público deficiente, el crecimiento económico sostenido de los últimos años, el acceso relativamente fácil al crédito (vía instituciones financieras o de manera informal), nos llevó a un crecimiento descontrolado del parque automotor.

En plataformas como Uber o Bolt, miles de conductores operan bajo esquemas cercanos a la usura: vehículos adquiridos bajo deuda, jornadas extenuantes y márgenes mínimos para cubrir combustible, mantenimiento y cuotas. En el ámbito empresarial, se mantiene una lógica de trabajo ineficiente: camionetas pesadas para tareas logísticas livianas, flotas antiguas con costos operativos altos y poco control de gastos.

A la alternativa eléctrica, las respuestas suelen ser las mismas: “acá no sirven”, “no hay dónde cargar”, “es muy caro”. ¿Qué tan fundamentadas son esas afirmaciones?

Para responder a esa pregunta, recorrí más de 1.000 km por el sur del país a bordo de un vehículo 100 % eléctrico. La gira incluyó visitas técnicas a cooperativas e industrias en Itapúa y Alto Paraná, con dos objetivos: comprender la realidad energética del sector productivo en la región y probar en condiciones reales un viaje laboral en un EV.

El vehículo es uno de los modelos eléctricos más vendidos de 2025: un Volvo EX30 Ultra, facilitado por el Grupo Garden, firma que impulsa la movilidad eléctrica en el país mediante sus distintas marcas. Con una batería de 64 kWh, entrega una autonomía real superior a los 400 km y un consumo medio de 16 kWh/100 km. La transición a un motor eléctrico redefine la experiencia al volante. En ruta, el andar es preciso, silencioso y con el dinamismo característico de los autos eléctricos. En caminos rurales, responde con solidez, incluso en condiciones donde otros del mismo segmento muestran sus límites.

Un viaje equivalente en un vehículo a combustión costaría como mínimo 850.000 Gs solo en combustible. En este caso, con un consumo total de 200 kWh, equivale a 80.000 Gs en tarifa

ANDE, 10 dólares. Sin embargo, gracias al trabajo de las distintas concesionarias que también impulsan esta transición, el viaje fue totalmente gratis.

Más allá del diferencial económico, la experiencia fue muy reveladora: desplazarse a costo reducido y sin emisiones es una oportunidad de conectar regiones, negocios y personas con eficiencia y coherencia.

En cuanto a precio, hoy existen modelos nuevos desde 18.000 dólares, con autonomías más que suficientes para trayectos interurbanos. El propio EX30 parte desde los 29.990 dólares. Las baterías ya superan los 400.000 km de vida útil, con garantías extendidas, además de procesos de producción y reciclaje en constante mejora.

Si bien el precio promedio es superior al de un vehículo a combustión, el ahorro operativo y las oportunidades que ofrece esta forma de movilidad justifican la inversión. Hoy existen líneas de financiación específicas a través de bancos y concesionarias.

La infraestructura de carga sigue siendo limitada, pero está en constante crecimiento, con más de 50 puntos públicos de carga en todo el territorio. En el caso del Grupo Garden, la propuesta incluye la instalación de un cargador domiciliario, facilitando aún más la transición.

Todo cambio profundo empieza con quienes se atreven. La electrificación ya no es solo una oportunidad: es una evidencia. Es momento de avanzar, construir y liderar.

Del petróleo al kilovatio: 1.000 km para entender el potencial eléctrico de Paraguay

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