Por: Héctor Sosa, socio de Sosa Gennaro & Asociados

Del 5 al 7 de julio de 2025, la ciudad de Río de Janeiro fue sede de una nueva cumbre del bloque de los BRICS, conformado originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y recientemente ampliado con la incorporación de países como Indonesia; Arabia Saudita; Emiratos Arabes; Irán y Egipto. La reunión, marcada por tensiones geopolíticas y comerciales, estuvo notablemente afectada por la ausencia de cuatro líderes clave: Xi Jinping (China), Vladimir Putin (Rusia) y los presidentes de Irán y Egipto, lo que generó especulaciones sobre la cohesión interna del bloque.

A pesar de estas ausencias, la cumbre avanzó con una agenda cargada de temas estratégicos. Uno de los principales focos fue el respaldo político a Rusia e Irán, países que enfrentan sanciones internacionales, y la manifestación conjunta contra los aranceles impuestos por el presidente estadounidense Donald Trump, los cuales afectan directamente a varios miembros del grupo. Los representantes de los BRICS acusaron a Washington de distorsionar las reglas del comercio internacional y de socavar los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En este contexto, el presidente brasileño Luiz Ignácio Lula da Silva impulsó con firmeza la idea de prescindir del dólar en el comercio internacional. Lula exigió encontrar una fórmula efectiva que permita a los países del bloque comerciar utilizando monedas locales, buscando reducir la dependencia del dólar, al que calificó como un instrumento de dominación económica. Esta propuesta fue bien recibida por otros líderes, quienes coincidieron en que el uso excesivo de la moneda estadounidense prolonga una hegemonía que ya no representa la realidad multipolar del mundo.

La respuesta del presidente Trump no tardó en llegar. A través de declaraciones públicas, advirtió que cualquier acción que pretenda socavar la estabilidad del dólar sería considerada una amenaza directa a los intereses económicos de Estados Unidos. Esta reacción evidencia un aumento en las tensiones comerciales internacionales y refuerza la percepción de un posible reordenamiento del liderazgo global.

La imposición unilateral de aranceles por parte de Estados Unidos ha creado un clima de incertidumbre y ha debilitado el sistema multilateral que promovía la Organización Mundial del Comercio. La falta de un liderazgo claro en la defensa de un comercio abierto y justo plantea interrogantes sobre el futuro del orden económico internacional.

En conclusión, la cumbre de Río de Janeiro, dejó en evidencia tanto la ambición de los BRICS de establecer un nuevo equilibrio económico mundial, como los desafíos internos y externos que enfrenta el bloque. La búsqueda de una arquitectura financiera menos dependiente del dólar y más orientada a la multipolaridad refleja una realidad en transformación. ¿Estamos presenciando el fin de un orden internacional dominado por Occidente? La respuesta, aunque aún incierta, comienza a perfilarse desde el sur global.

Conclusiones de la Cumbre de los BRICS en Río de Janeiro

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