Tener cifras siquiera aproximadas sobre facturación diaria en el Mercado N° 4 es misión imposible. Si la economía en general se mueve en torno a un 70% de informalidad (CEPAL, 2021), imaginemos cómo serán las cosas en el gran centro de compras sobre el que no abundan, precisamente, estadísticas actualizadas. Al municipio le interesa principalmente la corriente diaria de dinero aportado por los permisionarios, item manejado directamente por la Intendencia Municipal a través de la Dirección de Mercados. Este flujo proviene de 2.962 puestos de venta, de los cuales, sólo 214 están instalados en sitios privados y el resto, 2.748, permanecen en calles y avenidas con el consiguiente taponamiento de circulación de vehículos y peatones. Esta anulación de espacios públicos desbordó hace ya tiempo a la Municipalidad que optó por concentrarse exclusivamente en su fase recaudatoria, cobrando una variada gama de tasas a comerciantes, la mayoría informales. Para encarar una de las pocas obras de alguna importancia, la recuperación del antiguo esqueleto central del mercado construido en los años ’50, la Intendencia tuvo que apelar a Itaipú Binacional, que aportó los Gs. 28.000 millones que costará hacer habitable la estructura. En qué se gasta o invierte todo el dinero que dejan los puesteros cada día, sólo el municipio podría dar cuenta, si es que puede hacerlo.