Por ejemplo, el actual presidente del Banco Central del Paraguay ha sido propuesto para ocupar ese cargo por quien hoy está en la presidencia del Banco Basa cuando este ocupaba su mismo cargo; además, la Superintendencia que debe monitorear el funcionamiento del sistema nunca abierto cuanto menos una investigación respecto a las operaciones de esta entidad pese al enorme cúmulo de información sospechosa que remitió al Ministerio Público la Seprelad, que es el departamento de inteligencia financiera y que, inclusive, tiene sus oficinas en el mismo edificio.
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Un silencio peligroso
El caso Horacio Cartes demuestra deja evidenciado que el Paraguay necesita una ley que impida el fenómeno que se conoce como “puerta giratoria”. No se discute que las principales autoridades de las instituciones que regulan al mercado de capitales y al sistema bancario sean personas preparadas académicamente para ocupar esos cargos, el problema está en los vínculos cercanos que tienen con el poder político.