Los puertos fluviales son componentes vitales de esa cadena logística esencial. Su actividad supone el desarrollo, mantenimiento y estímulo de complejas unidades de negocio. Cada puerto enlaza diversas actividades reguladas, todas interdependientes: la recepción y entrega; el ingreso y egreso del territorio nacional; la estiba, transbordo y desestiba; el depósito, entre otras.
Este ciclo palpitante no ha cesado con la pandemia y su ralentización de varios sectores económicos. Cada una de estas actividades entraña obligaciones y responsabilidades regulatorias, ambientales, impositivas, aduaneras, sanitarias, civiles, laborales y hasta penales inclusive.
Para convivir con estas responsabilidades o para mitigarlas o eliminarlas, los inversionistas, empresarios y operadores portuarios eficientes cuentan con la asesoría constante de firmas legales y contables. Son notorias las ventajas de recurrir a la selecta minoría de firmas que brindan servicios especializados y multidisciplinarios, en que se comprometen profesionales solventes y experimentados en la resolución de los problemas cotidianos y extraordinarios de este sector.